La juventud no es un coste, ¡es nuestro futuro!
El aprendizaje no es una carga, ¡es una inversión! En opinión de (casi) todo el mundo, nuestra reforma de 2018 (ley Avenir professionnel) es un gran éxito.
- 320.000 aprendices en 2028, frente al millón actual
- contribución significativa a la reducción del desempleo juvenil
- entusiasmo por los jóvenes que pueden elegir una carrera que les guste y estudiar gratis hasta los 30 años, desde formación profesional hasta másteres e ingenierías; por fin es posible la promoción social de los más desfavorecidos
- un compromiso muy fuerte por parte de las empresas artesanales, industriales y de servicios para satisfacer sus necesidades de mano de obra en ocupaciones con escasez de personal, y para la transmisión de pequeñas empresas en toda la región
- gran implicación de los centros de formación de aprendices (CFA) y de las organizaciones de formación, que han diversificado y aumentado su oferta
- el aprendizaje es la vía más eficaz para acceder al empleo, con 2/3 de los jóvenes trabajando al cabo de 6 meses
- En el WorldSkills de Lyon, nuestros aprendices brillaron y demostraron su excelencia al mundo.
¿Es el aprendizaje un callejón sin salida?
Juntos, hemos roto esta pseudofatalidad y hemos abierto el campo de posibilidades a los jóvenes. ¿Ha habido algunos excesos y errores? Por supuesto, la realidad nunca es perfecta y hay que corregir lo que hay que corregir.
Pero sin librar la batalla equivocada:
- Me indigna que los dos recientes recortes en los costes de los contratos (= lo que recibe un CFA por formar a un joven) hayan afectado incluso a los cursos sub-BTS, amenazando la calidad de la formación de auxiliares de cuidados, cocineros y muchas otras profesiones esenciales. Recordemos que el coste de formación de un aprendiz es muy inferior al de un alumno o estudiante de bachillerato profesional.
- ¿las ayudas a las empresas son excesivas para el presupuesto nacional? Durante la crisis del COVID en 2020, aumentamos las ayudas a las empresas para salvaguardar los contratos de los jóvenes, paralelamente a una actividad parcial para los asalariados. Propongo, sin embargo, que se mantenga este nivel de ayudas para la contratación de jóvenes con discapacidad, de los que hay muy pocos en el plan de aprendizaje (menos del 1,5%), en vísperas de los Juegos Paralímpicos.
Así quesí, todos juntos, ¡creamos en nuestros jóvenes y dejémosles crecer, aprender, desarrollar sus pasiones y tomar el relevo!
Muriel Pénicaud